Chau, loquito

Sep. Los arranques de la adolescencia me la pasé flipando con tus cuentos y novelas. Siempre, cuando llueve, me acuerdo de ese cuento en Jupiter o en Neptuno, en el que hay una lluvia torrencial que no cesa nunca, nunca posta, y todo se va blanqueando. Las plantas, el cielo, la tierra, todo se va volviendo blanco. Pero no es un blanco de pureza. Es un blanco de vacío. Me acuerdo siempre, en el verano sobre todo, cuando veo tatuajes, de vos. Y por más que les clave los ojos, nunca se mueven ni forman historias como las de aquel hombre tuyo. Igual los miro, y me acuerdo.Y tengo un perfume (tenía, me lo robé de un free shop y ya se me gastó) que tenía el nombre de una novela tuya. Después, años más tarde, me dijeron que era una distopía y bla bla bla. Y yo dije que me importaba un carajo, que era un libro bárbaro.
Eso nomás, chau loquito. ¡Y gracias por todo, Bradbury!

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